Pobremente transitada se quedaría la cueva de los trolls fineses, el
anteúltimo domingo de marzo. El mismo día en el que Barca y Madrid
disputaban su tradicional partido del siglo, los folk metaleros nos
empujarían al desmelene, sin preocuparse demasiado por cuantos
fuéramos los que allí parábamos. Bendita lección de
profesionalidad, por tanto, la que recibiríamos por parte de los
creadores del "Trollhammereen".
La verbena
comenzaría temprana, con un grupete de colegas llamado Profane Omen,
dando el pistoletazo de salida. Serían abrumadoramente simpáticos,
repartiendo sonrisas al tiempo que agitaban salvajemente como si no
hubiera un mañana. En lo musical se moverían alegremente por el
Thrash Metal centroeuropeo y el Power Metal Americano, sin que
lograsen sonar empastados en ningún momento de su comparecencia.
Derrocharían buen rollo, pero nos resultarían aburridos de
presenciar, por lo poco que ofertaban, lo embarullados que sonaban y
por lo planas que resultaban sus ideas.
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